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viernes, 12 de agosto de 2011

El Caldo de Huaraca

EL CALDO DE HUARACA


Cartavio Hacienda
Es sabido por todo el Perú, que nuestra zona es un territorio neto y marcadamente dedicado al cultivo de la caña de azúcar. Se puede apreciar a la entrada del pueblo de Cartavio, que nuestra vista se pierde entre los inmensos cultivos de esta planta, donde se visualiza además el vivo color verde que tiñen esos imponentes tallos, así como se evidencia también a diversos trabajadores que día a día, bajo los luminosos rayos del sol trabajan la tierra, con un fervor tan suyo que con el tiempo nuestro paladar no tarda en degustar el rico sabor de nuestra inigualable Azúcar Cartavio.

Teniendo en cuenta esa pequeña y sucinta introducción, preciso conveniente narrarles que allá por los años treinta y sesenta en el pueblo de la Hacienda Cartavio, la empresa dedicada a la producción de la caña de azúcar, nos referimos al Grupo Grace, se encargaba de preparar en las instalaciones de la cocinería, donde actualmente funciona la compañía de bomberos, para luego repartir un rico, suculento y sustancioso caldo, el mismo que estaba compuesto de habas, trigo, frijol, yuca, además de contener parte de una cabeza de res, vísceras, mondongo y la parte del cogote de cerdo, a sus incansables trabajadores, los cuales recibían ese plato en pequeños recipientes, denominados mates o para tal fin también procedían a lavar su palana para recibir el famoso caldo que con el tiempo denominaron “CALDO DE HUARACA”, ello en alusión a la similitud del mondongo con el jebe de la huaraca u honda, la misma que era utilizada para matar inocentes cotorritas y escurridizas lagartijas, con la finalidad de lograr entre los mismos un mejor rendimiento físico, mientras se encontraban desempeñando sus labores cotidianas.

En ese orden de ideas, el caldo antes citado, que a la postre se convirtió en una tradición culinaria cartavina, era transportado diariamente en una acémila y seguía el siguiente trayecto, desde la cocinería hasta los verdes campos donde laboraban los trabajadores, los mismos que mayormente provenían de nuestra gloriosa Sierra Liberteña. Cuenta la tradición que aquellos trabajadores, esperaban la primera ración del típico plato a las nueve de la mañana y luego a las dos de la tarde aproximadamente.

Se observa la fábrica de azúcar. El grupo de casas de la derecha no habían. Y donde señala la flecha blanca era el lado donde se repartía la leche cruda de vaca. La Racionería está detrás de esas viviendas.


Parte trasera de la Racionería, calle Espinoza. La flecha blanca indica dónde se repartía la leche de vaca. Mucha gente hacía colas y a otras mujeres se les pagaba para que recojan en lugar de las amas de casa. Las manchas negras muestran las antiguas puertas (en la más ancha entraba el tanque de leche).


Cartavio Cooperativa
Por el año 1968 el Presidente de la República del Perú, Juan Velasco Alvarado, estatizó muchas de las entonces grandes haciendas agrícolas y Cartavio no fue ajena a ello. Cartavio entonces pasa a ser propiedad de sus mismos trabajadores llamándosele “Cooperativa”.

Cuando comencé a tener noción del tiempo y a darme cuenta de las actividades que realizaba la empresa en tiempos del cooperativismo por los años 80’s, en mi padre Fernando Núñez Pimentel veía que su jornada de 8 horas era permanente, tenía turnos de trabajo. Cuando ingresaba a las 8:00 p.m. y se suponía que salía a las 4:00 a.m.; él era visto en casa antes de la media noche. ¿Por qué? les explicaré.

El portón antiguo era de madera y por medio de una ventanita chiquita atendían a la gente para servir la comida. Pero cuando era para el Caldo de Huaraca se necesitaba abrir un lado del portón. Por este lado más rápido se llegaba a la Cocinería. Hoy, es local de la Compañía de Bomberos por eso los colores rojo y amarillo.


A las 11:00 p.m. Mi papá traía un balde de regular tamaño con caldo y aparte en el bolsillo de su mameluco de obrero, dos tickets. Consistía en un caldo con una presaza de res o de pollo con dos panes tipo pitipán o francés.
Él dejaba en casa los tickets para asistir a la “Racionería de la Empresa” y obtener el delicioso caldo. A esa hora, era interesante observar cómo las familias iban con sus depósitos. Logré ver a algunas personas que llevaban hasta ollas de aluminio y canastas de paja para guardar ahí los recipientes.
En la racionería; por lo menos, observaba a dos personas responsables al servicio de la comunidad. Uno se encargaba de recibir los tickets y entregar los panes a los trabajadores o a sus parientes; mientras el otro servía el caldo calientito con un gran cucharón de metal que era sacado de una gran olla oscura. Estos señores llevaban como identidad de uniforme un mameluco plomo como el que tenían los obreros de ese entonces.
El balde en el que recibíamos el caldo era del tamaño de aquellos baldes de pintura que vemos en las ferreterías.

Nuestra familia se reunía en esas horas de la noche para probar el caldito. Algo con cara de sueño. Lo peor era levantarse cuando era invierno y se tenía mucho sueño ya que al día siguiente se tenía que ir a la escuela.
A veces yo no podía estar despierto hasta tan tarde, muy pequeño era pues, por lo que recuerdo que mi hermana Azucena una vez me fue a ver al cuarto para avisar que el “Caldo de Huaraca” había llegado a la casa. No tuve fuerzas para despertar, entonces mi hermana fue de nuevo al cuarto y puso en mi boca un bocado de carne de res. No sé cómo mastiqué ese pedazo de presa pero al menos probé algo.

Con el pasar de los años siempre escuchaba sobre la Racionería y a alguien que decía: “¿Te acuerdas cuando servía la empresa el Caldo de Huaraca?”, quedando el recuerdo, solo el recuerdo.

Nota: Vale recordar que en tiempos del cooperativismo, la Racionería servía el almuerzo de lunes a sábado a eso del medio día. Por lo que se llevaba un conjunto de dos viandas, en una se servía caldo y en la otra el arroz como segundo plato. Bastaba decir el nombre del trabajador a los que laboraban en la repartición para que nos atiendan.

Vocabulario (incluye modismo)

Ø  Hacienda: Terreno agrícola y/o ganadera cuya propiedad es de un hacendado para quien trabajaban los contratados o gente estable. Muchos de sus trabajadores habían migrado de la sierra.
Ø  Mameluco: Traje que cubría todo el cuerpo. Con botones en el pecho que iba desde la pelvis hasta el cuello. Poseía bolsillos en la parte delantera y posterior como los pantalones de hoy.
Ø  Presaza: Presa grande.
Ø  Caldo de Huaraca: Comida compuesta de habas, trigo, frijol, yuca, además de contener parte de una cabeza de res, vísceras, mondongo y la parte del cogote de cerdo. Con el tiempo se le llamó así a los caldos de pollo y de res.

Antiguo local del entonces Partido Izquierda Unida, muy famoso por el año 1985. Algunas personas descansaban sentadas en la vereda o apoyadas en la pared cuando esperaban la repartición de frijoles, arroz, etc. por parte de la racionería. Este local está al costado de la misma Racionería, es que por esos tiempos en más de una puerta se entregaban productos alimenticios a los trabajadores separándolos en sectores: fábrica, garaje, etc. El aspa blanco indica que ahí no había viviendas.


Fuentes
v  II Concurso Interno de Alegorías “Así es Mi Perú” realizada por la I.E.P. “Benjamin Franklin” el 15-07-2011. Siendo Presidente de la Comisión de Fiestas Patrias el docente Miguel Núñez y siendo Tutora de 2do año de Secundaria la docente Teresa Cárdenas Jáuregui, cuya aula ganó en la Categoría III con el relato “El Caldo de Huaraca”.
v  Juan Manrique. Director de la Biblioteca “Francisco Xandoval”-Cartavio.
v  Miguel Núñez Bartolo.



sábado, 6 de agosto de 2011

El Cura sin Cabeza

El Cura sin Cabeza
El Bypass (“baipás” pronunciado en castellano) se hizo como camino que cumpliría dos funciones: pasar pro encima los trailers y por debajo pequeños vehículos y los transeúntes. Sin embargo en los años 40 hasta pasado los 70 del siglo XX no existió.
Desde niño oía hablar de un camino alto, un antiguo puente. Ese antiguo puente era de diseño peatonal ubicado a la altura de la primera cuadra de la Calle Primavera. Por debajo de él servía como vía terrestre por donde circulaban los trenes llevando en sus cargas grandes toneladas de caña de azúcar quemada. Se ubicaba en exactamente en toda la mitad de la primera cuadra de la calle Primavera sirviendo como límite a “Cartavio Viejo” y el sector “Ingenio”; también sirvió como vía para que la gente deba cruzarlo por medio de un puente peatonal y evitar cualquier accidente con los trenes que pasaban por debajo. El lugar de abajo era llamado también con el nombre de “Máquinas” y “Líneas” refiriéndose a las vías férreas. Aquel puente estaba fabricado de fierro, madera y cemento. Se encontraba iluminado con postes de energía eléctrica.
Las hermanas Olga, la mayor de 14 años, y Susana de 7 años de edad; tuvieron una historia impactante. Por los cálculos que hice; este suceso ocurrió antes de 1948, antes del incendio del Antiguo Mercado, exactamente en 1946 cuando gobernaba el Perú don Luis Bustamante y Rivero.

A un lado del antiguo mercado en la segunda cuadra de la calle Proaño; la madre de ellas, doña María Ruperta Briceño Calderón, vendía en la zona llamada “La Ramada” un café que obtenía a través del tostado de semilla. Los comerciantes tenían sus puestos hechos de esteras y palos. En La Ramada se ofrecían también unos productos como comida, té, agua gaseosa, pan con mantequilla, pan con queso y pan con chancho. Mitad del lugar era de desayuno y la otra era de venta de comida.
Doña María se encargaba de ofertar desayuno a los comensales pero necesitaba siempre del apetecible pancito.
Un día se estaba haciendo tarde y el pan debería mantenerse preparado con tiempo. Unos pancitos de manteca no se malograrían para la mañana del siguiente día.
Ubicación antigua de la llamada "Ramada", sitio de venta de comidas. Calle Proaño.

Ya de noche, a eso de las 7:00 p.m. doña María Briceño pidió a su hija Olga para que fuera a comprar pan al Ingenio, pero Olga no quería. Según ella le daba pereza. Siempre era ella la que tenía que comprar. Y se preguntaba “¿por qué no va Leonardo?”.
Por esos tiempos de hacienda, el hermano mayor no debía asistir a esos mandados porque según la creencia “era como el patrón de la casa” ya que laboraba en el campo para la Hacienda. El papá vivía en Moncada, pues se había separado de esta familia hace unos años.

Continuando el caso, ocurre la siguiente conversación:
Ø  Doña María: Lleva a tu hermana Susana.
Ø  Olga: Pero mamá. Susana no camina rápido y demoraré con ella.
Ø  Doña María: No te preocupes, anda nomás con ella.

El hecho es que la mayor de las mujercitas tuvo que hacer caso, una hija o un hijo en ese tiempo no podía retar a una madre así nomás.

La Calle "La Línea" (se ve la 2da. cuadra) hoy llamada "Primavera" por donde pasaban los trenes. Ese muro no existía. Foto: Miguel Núñez

Locomotoras similares a ésta cruzaban el bypass. 
Foto en el Museo Chiclín: Miguel Núñez.
Cartavio Viejo era la zona donde vivía la gente que representaba a la población, a la masa trabajadora, a aquellos individuos que con su chispa o con seriedad mostraban mucha responsabilidad y respeto a su trabajo, a su familia y sobre todo a sus creencias. Diversas personas habían vivido cosas paranormales en el campo o cuarteles, en la fábrica, en sus calles y en sus rutas al dirigirse a sus casas… ¿podrá alguien decir que es esto o aquello una mentira si nunca lo vivió, si nunca escuchó de primera mano el testimonio de gente seria? Pues creo que no.

Las hermanas caminaron en dirección del sector Ingenio. Cruzaron las calles Proaño, Ramos, Vásquez, llegando a la calle Primavera o “La Línea”, llamada así porque frente a ella pasaban los trenes con sus vagones. Después vieron el Antiguo Puente que fue también cruzado, entraron por la calle que da con el local del Club Deportivo Sporting Tabaco hasta ingresar a la calle que da frente a la Iglesia Adventista del 7tmo día (edificio que no existía como tal). Llegó así a la casa donde se vendía pan; compró el pan con una cantidad que daba por la mitad de un costalillo el que después llevó a la espalda con una mano y a Susana llevó de la otra mano.

La línea del tren en color negro, hoy es usado por trailers. De las líneas sólo quedaron el recuerdo. El muro de ladrillo es el que da con la calle Primavera o ex calle La Línea. 
Foto: Miguel Núñez.


Calle Salaverry-Sector Ingenio en el otro lado del Bypass.
Foto: Miguel Núñez.

Al regreso, vieron de nuevo el puente. A punto de subir observaron que no había otras gentes. Ascendieron solas pero Susana no quería que se le tomara de la mano. Olga la soltó y la dejó atrás pensando que su pequeña hermana le seguiría. Cosas de niños pues. Sin embargo a los pocos segundos, sintió como que su hermana no estaba haciendo caso a seguir el camino al hogar que era en dirección de Cartavio Viejo. Entonces al voltear miró cómo Susanita se dirigía en sentido contrario hacia uno de los lados del puente. Olguita teniendo el costalillo de pan sobre su espalda vio lo que nunca se imaginó: una persona extraña que no había estado en el puente, “un bulto” cuyo cuerpo flotaba en el aire, agachado. Ese bulto estaba como mirando hacia abajo, esperando pasar la máquina (tren). Pero ¿cómo determinar si miraba pues no se veía su cabeza?, su cuerpo era algo extraño, todo oscuro o negro con una túnica larga como de los monjes o curas. Su rostro no se veía nada de lejos a pesar de la luz de los postes, aunque se le notaba una cubierta de tela sobre su cabeza a manera de capucha o algo parecido.
Retrato simulado sobre el espíritu en el bypass

Efectivamente casi de inmediato, los nervios hicieron que se escarapelara el cuerpo todo de Olga y desesperada gritó: “¡Susana! ¡Susana! ¡VEEEEN!” Llamando a su hermanita que se dirigía hacia ese ser extraño. Decidió de manera veloz acercarse a ella y la tomó de la mano, ocurriendo un corto diálogo:
Olga: “¡Vámonos ya! Más allá te diré una cosita”.
Susana: “¿...?” _la pobre no sabía qué era lo que sucedía o parecía que no entendía_
Y fueron juntas rápido del otro lado del puente…apurando el paso como nunca.
Cuando estaban bajando del otro lado ya veían venir gente. Olga volteó a mirar para ver si el bulto estaba atrás, pero curiosamente había desaparecido. Ya no estaba más ni tampoco daba muestras de seguirlas. Entonces aprovecha en decirle a la pequeña “ese es el muerto, es el hombre sin cabeza”.

Al llegar a casa contó temblorosa a su mamá y a su hermano mayor Leonardo. Ellos escucharon toda la versión, se sintieron como culpados, entonces manifestaron que ya no irían tarde a traer el pan. Según Olga de ahí pocas veces asistió al Ingenio para cruzar ese antiguo puente peatonal.

Crítica
v  Ciertas personas hacían sus necesidades fisiológicas en los límites de la vía férrea. Se “ocupaban” o defecaban. Cuando pasaban por el lugar ya sea corriendo caminando, quizá para sacar cañas quemadas pues sufrían los accidentes. He ahí el temor de quienes pasaban por la zona, sabiendo de las muertes, decidían usar el puente peatonal.
v  Frases como “¡qué laya mi cuerpo!” es común escuchar de mi madre y personas antiguas cuando sufren alguna aparición o hecho curioso. Esa frase hace indicación de expresión como equivalente a decir “¡qué cosas sentía en mi cuerpo!”.
v  Mi tía Susana llamó hoy por teléfono (06-08-2011) y me indició que ella sí vio al bulto y que luego con mi mamá Olga fueron corriendo a casa todas asustadas. Sí, mi tía es la misma pequeña traviesa que se había quedado en el puente a quien mi madre llamó cuando vieron el 'Hombre sin Cabeza' ('Cura sin Cabeza' es la tradición en Cartavio).
v  Las personas que pueden ver lo que otros no, tienen un sentido especial de comunicación con los que están fallecidos. Es un anuncio. Preguntando a mi madre Olga quería saber su apreciación de lo acontecido. Ella expresó: “hijo, eso es manifestación de que alguien va a morir o también es la manifestación de las personas que murieron en el pasado cuando fueron atropellados por el tren y sus almas se encuentran penando”.
Susana y Olga. Las señoras que de niñas vivieron el relato
Susana y Olga. Las señoras que de niñas vivieron el relato

Fuente oral
v  Olga Gregoria Bartolo Briceño (79 años).
v  Susana Córdova Briceño (72 años).

jueves, 4 de agosto de 2011

El muerto y la niña

El muerto y la niña
La dirección exacta es esta. Donde había una puerta, hoy es una ventana. El poyo o asiento de barro tampoco está. Ese holl ni existía.


Cuenta que en la calle Zafra Nº 104 de la entonces hacienda Cartavio una niña sufre cierta vivencia alrededor del año 1940, una experiencia que no quiso volver a repetir.

Vivía una señora mayor en dicha casa y vendía chicha de jora. Esta señora metía cuentos a su vecina de cuarto (María Briceño) indicando que la hija se portaba mal. La niña Olga era castigada sin poder tener derecho a reclamo alguno. Imagínense la autoestima de la pequeña, era tomada como traviesa y aun peor como la mala de la película.

Llegó el día en que esa señora que incomodaba a la niña cambió de vivienda y, con el tiempo, solo quedó la familia de Olga y otras dos familias más en la misma casa como era costumbre en los tiempos de hacienda. Seguro que esta pequeña había logrado ver que la tranquilidad llegó a su vida, pues ya no tenía a la espesa señora viviendo en la misma vivienda.

 La señora, cuyo nombre no se sabe, y que incomodada a la niña Olga se fue a vivir justo en la casa de enfrente (izquierda) de color amarillo. Hoy su dueña es doña Tina y son dos casas en una.

En ese tiempo no había energía eléctrica en las casas, pero sí en las calles. La gente en sus hogares se iluminaba con lámparas de vidrio o velas. Las calles de Cartavio Viejo poseían unos antiguos postes en forma de “T” en todo el centro, con unos focos potentes, también había esas antiguas cañerías con una infraestructura fabricada de ladrillo y cemento que servía para los vecinos que no poseían agua dentro de sus hogares.


Local del antiguo cine "Cartavio" famoso en tiempos de Hacienda y luego en Cooperativa ubicada en plena calle San Martín o al costado de la canchita del mismo nombre. La entrada principal para mezanine y preferencia, hoy tapiada. Otra de las entradas era por la derecha (a un costado) para servicios en platea. En la actualidad la empresa usa el local como depósito.

Llegó el día de la visita al cine, donde concurrían muchas personas para disfrutar las películas en familia. La pequeña Olga vio que la suya iba a asistir y pidió ir al cine; no obstante, su mamá María dijo “no, tú te quedas en la casa”. Es así que, al cine asistieron su madre María y sus hermanos Leonardo y la aun bebita Susana.

 

Olga quedó en casa de su madrina; después decidió regresar a su propio hogar; prendió la lámpara a kerosene y de ahí se fue a dormir en pleno piso como era de costumbre. Mientras estaba recostada, bajó la mechita encendida de la lámpara y se cubrió con una frazada. De repente en la entrada de su cuarto vio a un “aparecido” o "bulto" frente a ella de quien no veía su rostro, pero pudo observar una especie de capucha sobre su cabeza. Los nervios se iban apoderando poco a poco de todo su cuerpo, tanto así que recordó haber gritado para que su madre vaya en su auxilio. Gritó y gritó, pero su mamá nunca apareció. Lo peor de esa aparición era que ese individuo no se iba y encima no tocaba el suelo, o sea que flotaba cual fantasma como el que se ven en las películas de terror. Se cubrió con la frazada pensando así que encontraría un buen refugio, aunque no fue suficiente. Entonces, con el cuerpo tembloroso y una voz llorosa usó una mano y se persignó una vez, el espíritu seguía ahí; se persignó de nuevo pero el espíritu no se iba y en la tercera señal recién el aparecido se retiró dando media vuelta en dirección de la puerta de la calle.

El susto no abandonaba a la pequeña quien siguió con su grito “¡MAMÁ! ¡MAMÁ!” varias veces, y salió corriendo. Se sentó en el poyo (palabra referida al asiento de barro y piedra) que estaba a un lado de la puerta en la calle. Olga, llorando en plena noche, se quedó ahí por buen rato esperando a su madre y hermanos que no habían llegado del cine. Mientras pasaban los minutos, una señora anciana de estatura baja, vecina suya, salió hacia la calle para recoger agua de la cañería. Entonces viendo a la pequeña sentada en el poyo le preguntó preocupada “¿qué tienes Olguita?” y Olga respondió que había visto a un bulto en casa. La anciana preocupada de la niña decidió llevarla a su casa para que descanse.



La flecha indica un poyo. Asiento similar donde quedó sentada la pequeña Olga al momento de salir corriendo de su casa (la foto pertenece al sector Santa Rosa-Cartavio).

 

Mirando la hora, Olga vio a la gente que venía del cine Cartavio. La anciana, resondró a doña María Briceño por el hecho de no haber llevado también a la hija a ver la película. Palabras como éstas eran recordadas por Olga cuando la anciana llamaba la atención a su madre: “¿Qué hubiera pasado con tu hija?… ¡la hubieras encontrado babeando y muerta! ¡Da gracias a Dios que tu hija es aun una niña y el muerto no se la llevó!”.

Doña María Briceño, al ingresar a su propia casa, explicó a su hija Olga que sus gritos no podían ser escuchados en esos casos tan terribles porque resulta que los bultos y su poder maléfico lo impiden. Así nadie podía escuchar los pedidos de socorro, aunque se esté despierto.

¿Qué ocurrió al día siguiente?, ¿se acuerdan de la otra vecina del comienzo del relato?, ¿aquella que se llevaba mal con la pequeña Olga y se fue al frente a vivir? Pues fallece.

 

Según el relato nos indica que se estaba anunciando la muerte de una persona por medio de un “espíritu” o “bulto” que asustó a una niña a quien nunca vio bien.

La vivienda de la niña es hoy esta casa, es la misma pero dos casas en una (la verdadera casa de ese entonces era solo donde esta la ventana de la izquierda). Han pasado casi 80 años y ella sigue viviendo ahí.

Fuente oral
v  Señora Olga Gregoria Bartolo Briceño (79 años).

Crítica
v  El relato es real, lo escuché desde niño. Había conseguido esta fuente de mi misma madre. Pregunté hasta el cansancio si ella había visto Tv o tenía miedo antes de dormir, pero me respondió que no, que todo había sucedido sin que ella lo tenga en mente. Además a esa edad nunca tuvo una Tv.
v  Dicha vivencia sucedió en tiempos que Cartavio tenía a muchas personas sufriendo con “apariciones”, apariciones que para muchos hoy les resultaría difícil creer.
Cuando de joven integré cierto grupo parroquial y luego religiones protestantes y la universidad, intenté no creer en ello (apariciones) o al menos sí en pensar que eran cosas del “diablo” o de “uno mismo”; sin embargo el tiempo pasó y mi personalidad, ya más madura, me exige que sea crítico y tolerante con ciertas cosas y creencias. No puedo afirmar que esas historias sean 100% falsas, estoy de acuerdo que esos acontecimientos suceden hoy pero de manera distinta. Gente que no quiere creer quedará en eso, pero aquellos que creen deberán saber que son cosas tan extrañas que la ciencia ni puede explicarlas a menos que vayas a la parapsicología o a otro medio.
v  Estos relatos nos enseñan cuán conectados pueden estar los vivos con los muertos o con los que están por morir. Los antiguos peruanos tenían respeto por los moribundos, por los muertos y creían en la otra vida, no en el cielo o el infierno como nos enseña el cristianismo, sino en una vida mejor junto con los que hicieron bien en el presente mundo.
Entonces, regresando al fondo del relato, podemos concluir que de una persona aún no fallecida puede saberse que morirá cuando se ven “bultos”, “espíritus”, “almas”, señal de su futura desaparición. La señora de enfrente NO era tan buena que digamos y parece que se despidió de la niña antes de morir.

lunes, 1 de agosto de 2011

El marisquero-Playa Los Tres Palos

El Marisquero

Chiquitoy, ex hacienda hoy empresa privada azucarera que se encuentra muy cerca a la playa los "Tres Palos", playa de la cual se habla en el relato.


             "Los habitantes de pueblos cercanos al mar, fueron desde tiempos inmemoriales hombres dedicados a la pesca, ocupación que la ha ejercido de generación en generación. La gente de las grandes ciudades siempre ignoró los oficios y todos los misterios que encierra la vida del pescador, tal vez por la sencillez de sus costumbres, jamás hicieron alarde de su trabajo tan productivo, que constituye atender la alimentación de grandes sectores de la población. En este quehacer de los pueblos ribereños, es digno mencionar a los mocheros, huanchaqueños, los pobladores de Santiago de Cao…quienes siguiendo la ruta del litoral, se ocupan de la pesca.
         …Las noches son las más propicias para cautivar el ansiado pescado. Cuántas veces se ve alejarse en la inmensidad del piélago hasta atener solamente cielo y agua. Cuántas veces estos pescadores se han perdido en alta mar sin hallar la dirección para salir a tierra, solo la intuición y estrellas guían sus lanchas unas veces para salvarse, otras para perderse en la inmensidad marina.
         En tiempos lejanos, los pescadores se desplazaban por el litoral buscando un lugar más propicio para atender sus redes. Unos venían desde Santiago de Cao al mar de Huanchaco o las playas de Moche, otras veces hacían caminata a la inversa, resultaban en las playas de Santiago. En las costas de este mar que baña este distrito, tan antiguo como los primeros fundadores de las ciudades costeñas, existe un lugar muy rico en mariscos denominado la playa de los “Tres Palos”. Hacia ese lugar se dirigían muchos pescadores en busca del codiciado pescado y otras especies marinas. Muchas veces se hallaban frente a abundante cosecha y otras no…
En la actualidad, cada verano, la empresa privada Chiquitoy lleva a los pobladores a la playa los "Tres Palos" más o menos desde este lugar de concentración: La Avenida Orbegoso.
           Cierto día, en las playas de Moche, los pescadores habían advertido carencia de pescado, según sus intuiciones ancestrales, había huido hacia el norte y empezaron su búsqueda en esa dirección. Un pescador, el más arrojado, fue a dar a la playa de los Tres Palos muy cerca a Santiago de Cao, viajó solo cargando sus redes y demás implementos de pesca. Llegó al atardecer, al caer el Sol en el horizonte dando sus últimos adioses…; llega la noche y cubre todo el paraje, solo la voz con su furor intérmino, acompaña al pescador durante las horas que suceden, entre angustia y alegría…

El cerro Campana, vecina del cerro Piedra Parada, sirve de límite entre las provincias de Trujillo (distrito de Huanchaco) y Ascope (distrito de Santiago de Cao), justo en ese lugar de encuentro de aguas se ubica la Playa Tres Palos (exactamente donde vemos los dos círculos concéntricos de límites). Fuente: Google Eart.
           Aquel día nuestro pescador mochero había llegado a la playa de los Tres Palos, tendió sus redes y esperó la madrugada. Cuando la aurora empezó a despuntarse por el oriente, entró al mar para recoger la red de pesca, y cuál no sería su tristeza que al extraer el implemento de su trabajo salió como había entrado sin ninguna deseada pieza de contento. Con profunda decepción empezó el regreso a su casa salvando la playa, camino por los mismos lugares bordeando médanos queriendo acortar la distancia que no había cuando termine; caminó toda la mañana bajo el relente del Sol de verano; cansado se tendió a dormir bajo un algarrobo que le proporcionó sombra. Después de un largo sueño y cuando se aproximaba el atardecer, emprendió la caminata por el camino arenoso. Muy lejos del bullicio humano…divisó a la distancia una casa grande y hermosa como si fuera habitada, se fue aproximando hasta quedar muy cerca de ella, la vio imponente y acogedora; las puertas estaban abiertas parecía como si alguien vivía ahí. Se acercó el marisquero, a una de las puertas abiertas y y contempló hacia el interior, y vio dentro de las habitaciones que estaban llenas de objetos de valor: enseres, mesas, sillas, utensilios; brillaban como el oro y la plata. Sobrecogido del terror por ver tanta riqueza y tanta abundancia resolvió no ingresar más al interior de las habitaciones y desvió su camino cuando la noche había llegado. Caminó todo el tiempo hasta llegar a su casa y contó a su familia lo acaecido. Tan valioso encuentro lo hizo saber a sus padres de Moche quienes acordaron viajar en búsqueda de la Casa Encantada de la playa de los Tres Palos.
            Los compadres y el marisquero se dirigieron a buscar la Casa Encantada donde se ocultaba tan rico tesoro; buscaron y buscaron por todas partes, recorrieron varios días los médanos y la misteriosa mansión no apareció jamás, desvaneciéndose las esperanzas del marisquero mochero que pudo hacerse rico y salir de la pobreza.
           Los lugareños saben, por noticias, la leyenda de la Casa Encantada; la cuentan de generación en generación como algo real; pues creen que aquella casa era el palacio de uno de los gobernantes del lugar que fue exterminado por un vendaval que azotó la playa, y que los espíritus maléficos recogieron al suntuosa mansión y toda la riqueza que en ella existía y la escondieron en algún lugar misterioso; cada vez que aparece un mortal por esos contornos le ofrecen la riqueza como una visión o un sueño que aparece realidad burlándose de los seres terrenales.
            Los moradores cercanos a la playa Tres Palos, esperan que alguna vez se presente ese palacio encantado que fue hallado por le marisquero, quien temeroso y aterrorizado por la inmensa riqueza dejó escaparse de sus manos”.
ALVA LESCANO, César Adolfo: “Mitos y leyendas de Trujillo y alrededores”. Pág. 72-75. Trujillo 2005.

Crítica y aclaraciones
  • Al leer la frase "En tiempos lejanos, los pescadores se desplazaban por el litoral buscando un lugar más propicio para atender sus redes", nos está contando que la gente pescadora no se quedaba frente a sus playas cercanas sino que podían realizar unos viajes algo alejados de la playa de su terruño. No siempre al sur sino también al norte. La corriente peruana va en dirección norte, eh ahí la facilidad de la navegación en ese sentido. Para este caso si alguien pertenecía al valle de Moche, entonces podría ir al norte con dirección a la zona del valle Chicama.
  • Cuando se habla "Unos venían desde Santiago de Cao al mar de Huanchaco o las playas de Moche, otras veces hacían caminata a la inversa, resultaban en las playas de Santiago", tengamos mucho cuidado, es casi imposible que una sola persona se vaya hasta todas las playas del actual distrito de Santiago de Cao (Tres Palos, El Charco, Cruz Verde y El Brujo); lo que en realidad sería es que un pescador de la zona del valle Moche pueda llegar junto a otros hasta los Tres Palos que es el límite actual entre Huanchaco y Santiago de Cao como distritos de diferentes provincias. Es más seguro que los pescadores hayan sido de diferentes partes del valle de Moche: Huanchaco y Moche mismo y que al ir en sus viajes hayan realizado la faena juntos sobretodo hasta la playa Tres Palos, lugar que yo conozco.
  • Estas personas construyen unas chozas o pequeñas cabañas para descasar durante la pesca. Si el marisquero fuese de "Moche pueblo", no podría pasar el tiempo caminando para pescar él solo tamaña distancia. La versión habla de su regreso que "Caminó todo el tiempo hasta llegar a su casa y contó a su familia lo acaecido"....yo digo ¿cómo es posible, si el relato nos dice que no capturó pescado ni marisco y tuvo fuerzas para regresar a su casa caminando sin nada?. Para mi posición; es que haya salido con un grupo de compañeros, que ese marisquero no ha sido de un lugar tan lejano y si lo fue pues de seguro que no regresaría a casa con las manos vacías luego de hacer su faena.
  • Si establezco mi pensar inmerso en esta hermosa fuente oral, yo diría que quizá haga referencia a las construcciones que habían en la antigüedad sea preinca, inca (ejemplo Chictoy o Chiquitoy Viejo) o colonial. Y que por ahí destacó la figura de esos grandes señores que poseían en sus manos cuantiosas cosas llamativas que no poseían los pescadores.
  • Al parecer el relato es una versión indígena pero de tiempos coloniales, porque habla de pesca y una casa encantada con enseres algo modernos (enseres, mesas, sillas y utensilios por ejemplo).

Los tesoros de Cuculicote-Provincia de Ascope

Los tesoros de Cuculicote


“En los pueblos cercanos a la ciudad de Ascope y otros de la jurisdicción de la provincia de Contumazá, se mantiene latente la idea, que en lugar denominado Cuculicote, inhóspito paraje perdido en la lejanía y ubicado entre caprichosos cerros; fue en épocas, pasadas, propicia para depositar tesoros provenientes del robo por bandas de salteadores de caminos o fueron territorios escogidos por los jesuitas para esconder su ingente fortuna, al decretarse su persecución y emprender vertiginosa huida para ganar los puertos de la costa y ponerse a salvo; lo cierto es que estos lejanos parajes existen sepultados profusión de tesoros que mantienen en la memoria de los habitantes desde tiempo pretéritos.

Mapa político de la provincia de Ascope

Las riquezas de Cuculicote, han sido objeto de búsqueda constante por brigadas especialmente equipadas para escalar tan apartados lugares, o por aventureros atraídos por las riquezas escondidas y nunca halladas. Pero toda expedición, no ha tenido éxito, y después de penosos viajes, han regresado vencidos por las inclemencias del tiempo o por la desilusión de no encontrar testimonios que señalen derroteros donde se hallan los tesoros. Sin embargo, muchas de aquellas brigadas, han tenido relativa fortuna, al encontrase frente a señales, vestigios que denuncian que por aquellos territorios, pasaron hombres que han dejado sus huellas.

Cuántas versiones se han tejido sobre estas riquezas, cuánta historia se ha relatado y cuánta leyenda se ha repetido de boca en boca de los moradores sobre los abundantes caudales que se depositan en tan lejanos parajes. Ya don Ricardo Palma, en una de sus tradiciones, apunta noticias sobre las riquezas provenientes de los jesuitas, quienes hacían gala de su acendrado egoísmo, quisieron sepultar sus tesoros en tierras inhóspitas donde jamás llegaría el hombre. Para don Ricardo Palma, los depósitos de tan ingente riqueza, se hizo en las quebradas de Cupisnique por los jesuitas que huían durante el siglo XVIII.
La orografía de estos territorios es caprichosa: montes que se yerguen inaccesibles por su lejanía, profundas quebradas y barrancos donde también se escondían bandas de salteadores que caían, súbitamente, sobre los pacíficos comerciantes que viajaban a la costa.

La verdad de esta fortuna…que fue proveniente de los jesuitas, éstos al advertir su persecución advertida por el Rey de España por su infidelidad, huyeron con dirección a la costa, las que venían de los departamentos de la sierra para llegar a los puertos; al ser interceptados por las fuerzas del orden, cambiaron rumbos siguiendo vías desconocidas por la quebrada de Cupisnique para ganar los cerros de Cuculicote. Allí en esos lugares….escondieron sus caudales, destruyeron las piaras de mulas y los miembros de la Hermandad, se dispersaron. Muchos murieron en el lugar aferrados a su fortuna de la que no querían separarse, otros desaparecieron al regresar y pocos se salvaron alcanzando su libertad dejando en el seno de este territorio los tesoros escondidos.
Desde entonces, las gentes de los pueblos cercanos, al recibir tan apetecible noticia, crearon el mito del Palenque de Cuculicote, denominación con que se le conoce en la comunicación popular, noticias que se han transmitido a través de muchas generaciones.
Numerosas brigadas hasta personas aventureras, han tratado de buscar el famoso Palenque que guarda los tesoros de Cuculicote. Se cree que algunos buscadores han hallado parte de la riqueza; pero la mayor cantidad de las expediciones, han regresado sin éxito.
Muchos caminos conducen a esos lejanos territorios, según versiones de los viajeros que han incursionado, derroteros que desconciertan y hasta producen terror; sin embargo muchos de los aventureros, han encontrado señales, huellas que indican que allí…vivieron gentes desconocidas. El más veraz testimonio se aprecia en un madero que se halla plantado con una argolla de hierro macizo donde presumiblemente, castigaban a los traidores o amarraban a sus acémilas. Se han encontrado el rodadero y profusión de osamentas de animales de carga que denuncian haber sido sacrificadas: asimismo han advertido la existencia del arroyo de agua que servía de bebedero; más no han logrado encontrar el lugar donde se esconde el rico tesoro.

La leyenda, que fácilmente cubre la simplicidad de las noticias y enriquece con la fantasía, fruto del alma popular, haciendo de la simple presunción, un mundo maravilloso y legendario, ha trasmitido a través de generaciones, la noticia que alguien, que se desconoce, ha encontrado en Palenque y se ha enriquecido; pero todo ello, solo ha quedado en la imaginación sin descubrir la verdad.
…Para el común de los pobladores de Ascope y demás pueblos de alrededores, esas riquezas, tanto tiempo desaparecidas, han sufrido la posesión del demonio, siniestro personaje de las sombras, que constantemente burla la voluntad humana y se yergue –con diabólicos poderes- desfigurando los lugares donde se esconden los tesoros y la ruta de los hombres que se acercan a esos parajes. Existe la idea, que el diablo transfigura los tesoros cada vez que un mortal se acerca a ellos, lo mismo que cambia el terreno desconcertando a los aventureros. La interferencia diabólica, interviene cuando cada expedición se organiza para buscar la riqueza creándole desconfianza, diluyendo sus esperanzas y alejando…la posibilidad de dar con el escondite donde se depositan los tesoros…

ALVA LESCANO, César Adolfo: “Mitos y leyendas de Trujillo y alrededores”. Pág. 51-54. Trujillo 2005.

Crítica y aclaraciones
v  Al hablar de los jesuitas, es referirse a los religiosos de la Orden llamada Compañía de Jesús (a la cual el relato llama con el término “Hermandad”). Funcionó en el Perú de manera especial, pues al ser muchos de ellos profesores en las principales instituciones educativas y al ver la explotación española a los criollos e indios, entonces se les ocurrió la gran idea de formar en los alumnos mentes de emancipación e independencia. Es ahí que la corona española exigió la expulsión de esa orden del territorio americano, claro está, expropiándole sus propiedades y entre ellas sus “riquezas”.
v  Palenque de Cuculicote es un término que debidamente no ha sido explicado en el relato. Palenque se refiere a un lugar de escondite donde vivieron los negros esclavos que habían huido de las haciendas. Podían haber varios palenques pero del que se habla aquí es el de la provincia de Ascope.
v  El relato no es un “mito” sino una “leyenda”. Veamos por qué. Un “mito” es un relato donde se centra en seres mitológicos y todo es fantasía, en cambio una “leyenda” es un relato que mezcla la fantasía con la realidad. El autor nos habla que “las gentes de los pueblos cercanos, al recibir tan apetecible noticia, crearon el mito del Palenque de Cuculicote”; pero luego dice: “La leyenda, que fácilmente cubre la simplicidad de las noticias”. Yo expreso: “O es un mito o es una leyenda. No puede ser ambas cosas a la vez”. Mi conclusión, es una leyenda.
v  Si los tesoros jesuitas fueron asaltados por los negros entonces éstos hicieron negocio con otros traficantes para conseguir los productos necesarios para subsistir y poder seguir viviendo en su vida de asaltantes entre cerros.
v  Cuando se lee la frase “…osamentas de animales de carga que denuncian haber sido sacrificadas” no se refiere a sacrificios para adoración sino por el alimento para los negros del lugar. Por lo que me ha sido necesario hasta colocar puntos suspensivos (…) cuando el relato se hace muy largo o cambiar cierta palabra para que se pueda entender mejor esta narración (ejemplo “derrotero” por “ruta”). Pero recordemos que el escritor nos exige enriquecer nuestro vocabulario.
v  Si uno visita el cerro Cuculicote en el valle Chicama o al menos visita una web dentro de youtube.com observará que las figuras sobre un cerdito, la tortuga, el elefante, etc. no son hechas por ningún Diablo o algo que se le parezca sino es obra de la misma naturaleza. Pero no podemos negar que ahí tuvo un pasado más antiguo que el de los negros de la Palenque, ahí hubieron hombres que existieron antes que surjan los incas como reino e imperio. Hay evidencias de rocas trabajadas, caminos y acueductos.


Aproximadamente cerca de la fortaleza de Facalá podemos encontrar una serie de apus, como el llamado cerro El Sapo (así lo dio a conocer un lector abajo).


Otras fuentes: