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domingo, 5 de agosto de 2012

Los dos patos de Moncada


Moncada es un pueblo, anexo de Cartavio que por ubicarse en un sitio campestre tiene un aire limpio y un verano estupendo. Justo al centro del poblado hay dos piscinas y a su costado el parque infantil ya sin sus juegos metálicos de antaño. Ahí, justo ahí ocurre un caso que una señora amable pudo alcanzarme.
El parque donde ocurrió el relato 

“Un señor llamado Sebastián Marcelino Machaguay, le tocaba trabajar de turno. Luego de su trabajo comenzó a caminar…..caminó muy cerca de lo que es la piscina. Pasaba con la bola de coca en su boca (chacchando).
Cruzando ese parque de ahí que ve Ud., a las 12 de la noche le pareció escuchar el gritar de patos….era la medianoche y se preguntaba ¿a esta hora patos? Se supone que a esa hora descansan estas aves de corral y que la gente no deja a sus animales por las calles así porque sí..
Durante la duración de esos gritos de patos quería acercarse a ver y su cuerpo se escarapeló, sintió miedo sin saber por qué. No sabía si mejor iba a echar su trago o ir a su casa. Decidió entonces su rumbo 'a tomar su copa' y caminando seguía escuchando el cantar de esos patos.
Ya llegando al otro lado a la altura de la casa de Don Rengifo volteó a mirar hacia el parque y vio a dos mujeres que se mataban de la risa….
Al estar en ese sitio de bebidas contó a los demás de lo que sucedió momentos antes. Luego de beber regresó por el mismo camino pero no estaban esas mujeres”.

Mientras hablábamos de este relato don Luis Zavaleta Luna Victoria expresó “eran brujas”. “Sí, eran brujas” confirmó doña Antonia.
Aparición de los patos y su canto en plena media noche que podían ser oídos por un poblador.
Gente del lugar, don Luis Zavaleta Luna Victoria y doña Antonia Isabel Ramírez de Siche

Fuente oral
Antonia Isabel Ramírez de Siche (56 años).

sábado, 4 de agosto de 2012

Historias de la huaca El Rosario



“Yo nací el 25 de agosto de 1920 en Mocan anexo de Casa Grande. Mis padres son Don Demetrio Zavaleta Espino y Doña Angélica Luna Victoria. Luego vine a vivir a Sonolipe, unas casitas-rancho que había antes cerca al actual Moncada. Sonolipe ya no existe sólo es un campo de caña de azúcar. Era el año 1957. Después pasé al mismo pueblo de Moncada a vivir.

Mi esposa la señora Rosa Alfaro de Zavaleta, ahora fallecida, contaba sobre las cosas que aparecían en la huaca 'El Rosario'.
Se había ido a pastear. Los guachos se le perdieron y no lograba encontrarlos. Buscó y buscó en toda el área de la huaca. Entonces subió a la huaca y desde arriba trataba de ubicar a los animales. Veía alrededor los campos de caña de azúcar.
Era temprano, y más o menos a las 10 a.m. u 11 a.m. se le hizo oscuro la zona, no podía ver….en ese momento pasaba un señor llamado Fidel y le preguntó ¿qué haces? Ella dijo ¿por dónde me bajo? Todo se le aclaró y él le guió para que bajara de ese centro arqueológico”.
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“Otro día la misma señora buscaba un burro por la huaca del Rosario. Vio a una vaca en la cima de la huaca, fue a verla pero no la halló. Don Cirilo le dijo desde abajo ¿Qué haces ahí? ¡Te vas a encantar!”.
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“También mi compadre Camilo Cruz Díaz fue a ver a su toro de color bayo (osea algo crema) pero desapareció su animal”.
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“Supe de un viejito, no recuerdo su nombre, estaba por la huaca “Rosario” y vio que ésta se abrió. En eso aparece una puerta que se abrió en dos, pudo mirar varias naranjas y una señorita que ahí mismo estaba le dijo “agarra lo que quieras”. Agarró naranjas, llenó su bolsa pero luego de regresar a su casa abrió y no vio nada. Las naranjas desaparecieron”.
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“En la huaca se observó unas bolitas que llamaron la atención. Una vez un hombre se apareció ante Don Urqueaga y le dijo “si gustas llévate cualquiera de las bolas que están aquí”. Sólo cogió una y la echó a su alforja. Cuando iba en camino de regreso a su casa notó que su alforja pesaba mucho. Luego llevó esa bola grande a “los que ven” esas cosas osea a los compra-oro. Comprobó que era oro de verdad y luego pudo comprarse su casa y tener buen terreno por Sumanique”.

Fuente oral
Luis Zavaleta Luna Victoria (92 años)


“Luego de la merienda, retiramos los platos y mi tía Rosa Alfaro de Zavaleta comenzó a contarnos de la aparición de una pata. Salía detrás de esa pata bastantes patitos como si estuvieran en agua sacudían sus alitas.
Los patitos brillaban, y decía “eso es oro”. Hablaba asimismo que si alguien los cogía se lo encantaba”.

Fuente oral
Antonia Isabel Ramírez de Siche (56 años).

Don Luis Zavaleta Luna Victoria y su sobrina Doña Antonia Isabel Ramírez de Siche-Moncada.